Es sabido que los amos llegan a un punto en que comienzan a parecerse a su perro. Hay un proceso extraño y ajeno que hace que esto ocurra.
Pero también ocurre que el actor va pareciéndose al personaje. Muchas veces entran en crisis existencial, porque el actor se cree Arturo Prat o Bernardo O’Higgins o Gabriela Mistral o Jesucristo.
Suele ocurrir que el actor deja de ser él y toma la decisión de parecerse cada día más al personaje que escogió representar. Y se acomoda esto y vive así, incluso una larga vida.
Algo semejante le está ocurriendo a Fernando Lasalvia. Se inventó un personaje y ahora quiere parecerse siempre a él.
Su personaje es una mezcla de zombi e idiota, que sin embargo parece inteligente por cierto sonsonete en sus preguntas. Lo llevó a la cumbre haciendo notas en Caiga Quien Caiga (CQC), el incomprendido programa de sátira en Mega los domingos por la noche.
Inclusive, hoy todos se refieren a Fernando Lasalvia como el “ex CQC”.
Porque me parece que se quedó pegado en ese personaje que consolidó haciendo notas con lentes oscuros y traje negro. Es la misma combinación de zombie e idiota con ínfulas de inteligente.
Esto es tanto más evidente cuanto más avanza el proceso de La ruta del voto, un docureality experimental, que sigue los pasos de Marco Enríquez-Ominami y lo transmite el canal por cable VíaX.
Los “pasos” en cámara, y hasta las preguntas que le hace al personaje, en una especie de “detrás de cámara en vivo”, revelan una y otra vez el personaje zombi e idiota que institucionalizó en CQC.
No tengo dudas de la capacidad de Fernando Lasalvia.
Pero parece agotado, auto-encasillado en su personaje (al estilo del flaco Stan Laurel) y sometido a la necesidad de aprobación general (que le brinda ese personaje zombidiota, en que pareciera haberse convertido).
Como si hubiera sido cazado por su propia trampa.
Pero también ocurre que el actor va pareciéndose al personaje. Muchas veces entran en crisis existencial, porque el actor se cree Arturo Prat o Bernardo O’Higgins o Gabriela Mistral o Jesucristo.
Suele ocurrir que el actor deja de ser él y toma la decisión de parecerse cada día más al personaje que escogió representar. Y se acomoda esto y vive así, incluso una larga vida.
Algo semejante le está ocurriendo a Fernando Lasalvia. Se inventó un personaje y ahora quiere parecerse siempre a él.
Su personaje es una mezcla de zombi e idiota, que sin embargo parece inteligente por cierto sonsonete en sus preguntas. Lo llevó a la cumbre haciendo notas en Caiga Quien Caiga (CQC), el incomprendido programa de sátira en Mega los domingos por la noche.
Inclusive, hoy todos se refieren a Fernando Lasalvia como el “ex CQC”.
Porque me parece que se quedó pegado en ese personaje que consolidó haciendo notas con lentes oscuros y traje negro. Es la misma combinación de zombie e idiota con ínfulas de inteligente.
Esto es tanto más evidente cuanto más avanza el proceso de La ruta del voto, un docureality experimental, que sigue los pasos de Marco Enríquez-Ominami y lo transmite el canal por cable VíaX.
Los “pasos” en cámara, y hasta las preguntas que le hace al personaje, en una especie de “detrás de cámara en vivo”, revelan una y otra vez el personaje zombi e idiota que institucionalizó en CQC.
No tengo dudas de la capacidad de Fernando Lasalvia.
Pero parece agotado, auto-encasillado en su personaje (al estilo del flaco Stan Laurel) y sometido a la necesidad de aprobación general (que le brinda ese personaje zombidiota, en que pareciera haberse convertido).
Como si hubiera sido cazado por su propia trampa.
2 comentarios:
La Concertacio, aunque vista de seda, mona queda.
Cualquiera que pongan solo será un representante m{as de la corruptela e ineficiencia y despilfarro de recursos de todos los chilenos que esta coalicion representa.
La unica soluci{on es: Nio + Concertacion ( y esto incluye al actual concertacionista rebelde Enriquez Ominami).
Quizás tengas la razón, Marcos, pero hiciste el comentario en un post nada que ver. O el comentario nada que ver con el post.
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