20/5/09

Marco Enríquez–Ominami

Sumamente reveladora la dinámica que ha adquirido la política chilena con miras al relevo presidencial. De un lado, los mismos de siempre, y de otro Marco Enríquez–Ominami.
Recuerdo que cuando se lanzó Marco Enríquez–Ominami, hace unas tres semanas, el candidato Eduardo Frei dijo, algo así como: “Dejemos que Marquito sueñe”.
Y se le creció el enano.
Por cierto que al expresidente no le quedó fácil, pues con sobrado derecho, el líder del Partido Radical, José Antonio Gómez, le disputó, en su momento, ese privilegio de algunos de la Concertación: ser candidato.
A José Antonio Gómez, como matón de barrio, le salió un Camilo Escalona fascista, a callarlo, literalmente, a golpes. Es increíble el grado de postración y conservadurismo al que han caído algunos “socialistas”.
El envalentonamiento de Eduardo Frei, pues, ante Marco Enríquez–Ominami, no le ha brindado frutos. Al contrario, temores.
Crecido el enano (“Marquito”), ahora tiene que pensar el expresidente candidato cómo va a frenar ese imparable 9, 10, 11, 12 y 13% de intención de voto, que ya tiene en los sondeos el “cabro chico”.
Lo increíble que le está resultando al expresidente-candidato Eduardo Frei, es que distinguidos políticos como Carlos Ominami, Álvaro Escobar y Nelson Ávila, entre otros, han mostrado simpatía por la aspiración presidencial de Marco Enríquez–Ominami.
Hasta el expresidente Ricardo Lagos Escobar (un viejo zorro que huele en el aire) recomendó acercarse a Marco Enríquez–Ominami, y tratar de neutralizar aquello.
No lo hicieron.
Lo bueno es que Marco se ha revelado como la necesidad de muchas personas de decir que ya no quieren más de lo mismo. Lo cual, entiéndase bien, no quiere decir que la gente esté diciendo que quiere un gobierno del otro polo.
Lo que la gente está diciendo es que la Concertación, y su candidato Eduardo Frei, ya no los representa suficientemente, como puedo haber ocurrido en el pasado.
Los nuevos tiempos no pueden ser con los mismos de siempre.
Un ejemplo de que no se están haciendo bien las cosas, se muestra en que la candidatura de Eduardo Frei se plantea como “rejuvenecida”, porque incorporó al ex director de Un techo para Chile, el joven Sebastián Bowen.
Pero, a renglón seguido, nombran como coordinador general a… Belisario Velasco.
Marco Enríquez–Ominami encarna el deseo de la gente de un cambio.
Y ese 12 o 13% de intención de voto a su favor es elocuente.
No es gente que quiera irse para el otro extremo, y pasar de la Concertación a la centro derecha de la Coalición por el cambio.
La gente quiere una visión progresista, que a estas alturas, por cierto, nadie sabe cuál puede ser en realidad, pero Marco Enríquez-Ominami representa lo más parecido a eso.
Y lo más seguro es que lo presionen para declinar su aspiración en la primera vuelta, si llega hasta allá. Pero aún así, ya mismo tiene la responsabilidad de ir hacia delante con ese respaldo de la gente.
A mi modo de ver, no debe declinar de su aspiración presidencial sino en las urnas.
Y después, me gustaría que no “negocie” su programa, elaborado a favor de esa opción progresista que quiere la gente. Dejar que la gente vote en segunda vuelta por el que quiera, Eduardo Frei o Sebastián Piñera.
Para que Marquito vuelva dentro de cuatro años, con mayor madurez, a intentar su aspiración presidencial.

2 comentarios:

Gabo Abarca dijo...

Esta muy entretenida la lucha por definir qué candidato será aquél que sea derrotado ampliamente por Piñera en la presidencial.

Imparcial dijo...

Como van las cosas, hasta este minuto, pareciera cierto lo que dices, Gabo.